Decir adiós a “mis tiempos”

Cómo soltar el pasado y abrazar con alegría lo nuevo



¿Te pasa que escuchás una canción moderna y te suena a ruido? ¿O que ves cómo se visten los jóvenes y pensás “en mis tiempos eso era impensado”? Tranquila, tranquilo… no estás solo. A todas y todos los adultos mayores nos ha pasado alguna vez. Pero la vida no se detiene, y aferrarse con nostalgia al pasado solo nos impide disfrutar del presente.

Hoy quiero invitarte a un viaje especial: no al pasado, sino hacia una nueva forma de vivir el presente, con los ojos y el corazón abiertos. Porque aunque nuestros tiempos hayan sido maravillosos, hay algo aún más valioso en lo que está por venir.
¿Estás listo para descubrir cómo soltar el pasado y conectar con esta nueva etapa con alegría, sin renunciar a tu esencia? Entonces seguí leyendo…


1. El peso invisible del pasado

Uno de los mayores obstáculos que enfrentamos con los años es ese susurro que nos dice:

"Antes todo era mejor..."

Es natural mirar hacia atrás y recordar con cariño la música de nuestra juventud, las modas, las costumbres. Los domingos en familia, los bailes del club, las canciones que aún hoy nos emocionan. Todo eso fue parte de lo que somos. Pero cuando ese cariño se transforma en una traba para disfrutar lo nuevo, ahí es cuando empieza el verdadero desafío.

Apegarse a “nuestros tiempos” puede volverse una cárcel emocional.
No porque lo viejo sea malo, sino porque el presente también merece su espacio.


2. La trampa de la frase "en mis tiempos"

Esta frase, que tantas veces hemos dicho sin pensar, es una puerta cerrada al presente.
“En mis tiempos se respetaba a los mayores”.
“En mis tiempos la música tenía letra”.
“En mis tiempos las chicas no se vestían así”.

¿Y sabés qué? Este es tu tiempo también.
El reloj no se detuvo cuando cumpliste 60, 70 o más. La vida sigue. El mundo cambia, y vos podés elegir si quedarte como espectador, o bailar al ritmo de los nuevos tiempos… aunque la melodía te parezca extraña al principio.


3. Música nueva, oídos nuevos

Una de las puertas más bonitas al presente es la música actual. Tal vez no tenga las armonías de Gardel ni la poesía de Serrat, pero transmite otras emociones, otras luchas, otras formas de amar y vivir. Y si te animás a escuchar con curiosidad, tal vez descubras letras que te sorprendan o ritmos que te den ganas de mover los pies.

🎧 Consejo práctico:
Pedile a un nieto, sobrino o joven que conozcas que te arme una playlist con canciones que le gusten. Escuchala sin juzgar. No para comparar, sino para comprender. A veces, los oídos también necesitan desaprender para volver a disfrutar.


4. Nuevas costumbres, nuevos aprendizajes

Hoy todo parece más rápido, más expuesto, más tecnológico. Pero detrás de cada cambio hay una oportunidad. Aprender de las nuevas generaciones puede ser un puente hermoso para sentirte parte, no afuera.

¿Te cuesta entender por qué los chicos ya no llaman por teléfono sino que mandan audios? ¿O por qué usan palabras que ni sabés qué significan? En vez de resistirte, preguntá con curiosidad. Reíte con ellos. Dejá que te enseñen. ¡Te sorprendería lo bien que nos hace sentir cuando aprendemos algo nuevo a cualquier edad!


5. La moda: un lenguaje del presente

Tal vez no entiendas por qué usan pantalones rotos o zapatillas enormes con vestidos. Pero si te fijás bien, cada moda expresa algo. Rebeldía, libertad, identidad. No hace falta que te vistas igual, pero podés abrir la mente para entender qué hay detrás.

Además, ¿por qué no animarte a cambiar también algo en tu estilo? A veces un pañuelo de color, un corte de pelo diferente o una prenda que nunca pensaste usar puede darte un aire renovado. No se trata de parecer joven, sino de sentirte viva, vivo, actual.


6. La sabiduría del desapego

Soltar el pasado no es olvidarlo ni negarlo. Es darle su lugar y agradecer.
Como cuando ordenamos una caja de recuerdos y decidimos qué guardar y qué dejar ir.

El desapego emocional no borra lo vivido, lo libera.
Nos permite abrir espacio para nuevas experiencias, nuevas amistades, nuevas pasiones.

🧘‍♀️ Ejercicio sugerido:
Tomate un rato esta semana para escribir una carta de agradecimiento a “tus tiempos”. Contá todo lo que te dejaron, lo que aprendiste, lo que amaste. Y luego, con una sonrisa, cerrá esa carta y decidí que estás lista o listo para lo que sigue.


7. Cómo integrar el pasado en este nuevo presente

El secreto no está en elegir entre lo viejo o lo nuevo, sino en integrar.
Podés seguir escuchando los tangos de tu juventud y, al mismo tiempo, descubrir algo de Rosalía o Jorge Drexler. Podés mantener tus valores y, a la vez, aprender a usar WhatsApp o hacer videollamadas con tu familia.

🪞La clave está en no cerrarse. En decir: “Esto no lo entiendo todavía, pero estoy dispuesto a aprender”. Esa actitud no tiene edad. Es una decisión.


8. Beneficios de soltar el pasado y abrirse a lo nuevo

Cuando soltás el apego a lo que fue, ganás ligereza.
Y con esa ligereza aparecen cosas maravillosas:

  • Más conexión con tus seres queridos.

  • Mayor autoestima, por sentirte capaz de adaptarte.

  • Curiosidad renovada, como cuando eras niño.

  • Nuevas pasiones y hobbies.

  • Sentido de pertenencia en un mundo que cambia, pero que aún tiene lugar para vos.


9. Historias reales: cuando el cambio es posible a cualquier edad

👵 Elvira, 74 años: nunca había usado una tablet. Su nieta le enseñó y hoy mira recetas en YouTube, escucha audiolibros y hasta se animó a abrir una cuenta de TikTok.

👴 Pedro, 81 años: aprendió a tocar cajón peruano con un grupo de chicos del barrio. Dice que le costó al principio, pero ahora no se pierde una juntada.

¿La edad? Un número. Lo que importa es la actitud.


10. Claves para vivir el presente sin renunciar a tu historia

  1. Agradecé tu pasado, pero no lo uses como excusa para cerrarte.

  2. Escuchá sin juzgar. Especialmente a los jóvenes.

  3. Probá algo nuevo cada semana. Una música, una serie, una palabra.

  4. Permitite cambiar. A tu ritmo, pero sin miedo.

  5. Compartí tu experiencia, pero también pedí que te compartan la suya.


Conclusión: El mejor tiempo es hoy

No estás traicionando tus raíces por bailar con ritmos nuevos. Al contrario: las estás honrando al seguir creciendo.

El pasado ya te dio lo mejor. Ahora es tu turno de darle algo al presente: tu experiencia, tu amor, tus ganas de seguir aprendiendo. No te encierres en un “yo ya pasé por todo”. Porque la vida sigue, y vos seguís siendo parte.

💬 Te invito a reflexionar:
¿Qué pequeña cosa podrías hacer hoy para conectar con lo nuevo?
¿Qué conversación, música, prenda o costumbre moderna podrías explorar con una sonrisa?

Si este artículo te resonó, compartilo con alguien que lo necesite


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cambios en el lenguaje entre generaciones

Llegar a los 70 no es un final, sino un portal

El cambio que buscas empieza por lo más simple?